Todo el mundo, sea cual sea su lugar de procedencia o el idioma que hablen, se encuentra  particularmente vulnerable después de un huracán como Irma. Es normal sentirse impotente cuando hay tantas cosas fuera de su control. Desde dónde dormirá su familia hasta encontrar su próxima comida, es posible que deba depender de su comunidad y en la amabilidad de extraños para satisfacer sus necesidades básicas.

Desafortunadamente, después de desastres como el huracán Irma, no todos se dedican a ayudar a los afectados a recuperarse de manera desinteresada. Siempre habrá gente que busca aprovecharse y beneficiarse de una situación, así como compañías que están más preocupadas por sus números que por la salud, seguridad y comodidad de las comunidades a las que sirven.

Se puede decir que los abogados en las áreas afectadas tienen el deber moral de ayudar a las personas en esta situación. Los abogados tienen un conjunto de habilidades únicas y el conocimiento necesario para ayudar a las personas que están en aprietos inmediatamente después de un desastre natural.

Compañías de seguros y huracanes

Las compañías de seguros obtienen ganancias para sus inversores cuando reciben más primas de lo que pagan en reclamos. Eso significa que las compañías de seguros siempre tienen el incentivo de pagar lo menos posible a los asegurados cuando presentan reclamos por daño patrimonial. Después de un desastre natural, especialmente de un huracán, las compañías de seguros se esfuerzan por minimizar las compensaciones que deben pagar a sus asegurados.

Las pólizas de seguros son complejas y tienen una gran cantidad de letra chica. Por ejemplo, si su casa sufre daños causados por el estallido del tanque del calentador de agua, es probable que se cubra el daño. Pero si el daño causado por el agua es el resultado de una inundación natural, es probable que su póliza de seguro no lo cubra a menos que usted haya contratado un seguro contra inundación separado a través del Programa Nacional de Seguro contra Inundaciones.

Sin embargo, ello no impide que algunos profesionales de seguros tiendan a ser engañosos cuando venden sus productos. Si les pregunta: “¿Mi póliza cubre daños por agua?”, probablemente le respondan: “Sí, lo cubre”, sin especificar el tipo de daño. La redacción de las pólizas también puede ser confusa, y los ajustadores de reclamos no son infalibles. Lo último que quiere como propietario de un hogar o automóvil es un ajustador que declare, erróneamente, que los daños a su propiedad no están cubiertos cuando deberían estarlo.

El papel de los abogados después de un desastre

Sin ser un profesional de seguros o un abogado, puede ser difícil para el asegurado promedio saber si un daño determinado debe o no cubrirse. Las cosas se complican aún más cuando se trae a ajustadores de siniestros independientes o sin experiencia desde otras áreas para cubrir la gran demanda resultante de la inmensa cantidad de reclamos presentados al mismo tiempo. Las personas, incluidos los ajustadores de siniestros, pueden cometer errores y esto es especialmente cierto cuando se los apresura y/o desconocen las complejidades de las pólizas y de los tipos de daños que causan los huracanes.

Un abogado puede ayudarle a que las compañías de seguros rindan cuentas. Pueden revisar sus pólizas y el daño que sufrió su propiedad para proporcionar claridad respecto de lo que debe y no debe estar cubierto. Un abogado litigante civil puede ayudar a su cliente a disputar reclamos denegados o luchar por un cliente que siente que fue engañado sobre su cobertura cuando contrató su póliza de seguro.

Los abogados con experiencia también pueden ayudar a las personas de las que se aprovechan los contratistas fraudulentos. Estos contratistas acuden en manada a las zonas afectadas por graves desastres naturales, a menudo para aprovecharse de los propietarios desesperados que quieren que sus vidas vuelvan a la normalidad pero que tienen que esperar a que los contratistas profesionales de su área estén disponibles. Estos contratistas fraudulentos tienen la reputación de cobrar de más, hacer reparaciones de mala calidad o a veces incluso inseguras, y luego desaparecer una vez que el trabajo se ha finalizado, sin que haya manera de que se los responsabilice por su negligencia.

La ayuda de un abogado también puede ser inestimable para que las familias afectadas puedan acceder a ciertos recursos, como vales de vivienda proporcionados por organizaciones como la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés).

También cuando se trata de obtener otra ayuda del gobierno, como la Seguridad Social o los cupones de alimentos, cuando las vías normales por las cuales las personas obtienen estos beneficios se encuentran temporalmente interrumpidas.

Si ha sido afectado por un huracán, es probable que tenga muchas otras preguntas que un abogado puede ayudar a responder.

¿Tiene que seguir pagando el alquiler de un apartamento dañado en el que ya no puede habitar? Si tiene una fecha de audiencia judicial, ¿qué sucede si no comparece debido a los efectos de un huracán? Si se encuentra en libertad condicional y no puede contactar al oficial que lo supervisa, ¿qué va a suceder? ¿Habrá consecuencias si comparte la custodia de sus hijos y tiene que ser evacuado temporalmente a un lugar alejado del otro padre?

Estas son solo algunas de las posibles preguntas legales que podría tener después de un huracán. Afortunadamente, los abogados tienen respuestas a muchas de estas preguntas y pueden brindarle una tranquilidad mental de gran valor si está más estresado por lo desconocido.

No tiene que enfrentar en solitario los daños de un huracán

Si su casa o vehículo se vieron dañados durante el huracán Irma o si tiene preguntas legales que le quitan el sueño, no dude en ponerse en contacto con un abogado. Pueden ayudarlo con todo, desde obtener la compensación que se merece después de denegado un reclamo, hasta ayudarle a comprender de qué manera el huracán Irma impacta sobre otros procedimientos legales en su vida.